quinta-feira, 13 de março de 2008

Un mundo disidente




El último invierno la Casa de América de Madrid albergó a un conjunto de siete artistas y dos colectivos de trabajo -españoles y de América Latina- para que a través de distintos seminarios pudiesen empezar a pensar un nuevo mapa de las ciudades a las que pertenecen. Artistas y ciudades participantes: Antoni Abad, Lleída (España), Carmela García, Madrid (España), Hannah Collins, Barcelona (España), Mario Navarro, Santiago de Chile (Chile), Alexander Apóstol, Caracas (Venezuela), Minerva Cuevas, México DF. (México), Carlos Garaicoa, La Habana (Cuba) y el Grupo de Arte Callejero, Buenos Aires (Argentina).




El resultado es la muestra que se inaugura en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile el 20 de marzo, Cartografías disidentes, curada por José Miguel Cortés.Este proyecto se nutre de un conjunto de propuestas que cuestionan las políticas del espacio urbano, las ordenaciones espaciales, los valores jerárquicos, las identidades sexuales o la política del cuerpo y su relación con la construcción de la ciudad.




Su idea básica es oponerse a las categorías de lo fijo, de lo inmutable, de lo estático, de la certidumbre o de lo normativo. Los diversos artistas han puesto en duda, en sus obras, las relaciones entre lo público y lo privado, lo político y lo personal, lo visible y los otros sentidos. Los proyectos apuestan a incidir, además, en lo lúdico y en la capacidad de juego, valorando la diversión y el humor como factores trasgresores de lo considerado correcto.Cartografías Disidentes quiere potenciar y valorar los territorios fluidos, plurales y variados que conforman la cotidianidad y configuran la micropolítica del poder.Estos son los artistas y estas son sus propuestas:
Alexander Apóstol (1969), centra su obra Ghost City en Caracas y reflexiona sobre el concepto moderno de ciudad y de arquitectura, que invadió su país (Venezuela) allá por los años cincuenta del siglo pasado.En su vídeo Del otro lado de la ciudad, Antoni Abad (1956) y Gloria Martí (1965), intentan dar voz al colectivo de 160 mil mensajeros de la ciudad de Sao Paulo (los motoboys) para que sean capaces de crearse un lugar en una ciudad pensada para un ciudadano medio imaginario, en la que no caben ni las minorías ni las disidencias.En la obra de Hannah Collins (1956), se advierte el deseo por escapar de las normas, de las convenciones y de los estereotipos, lo cual le lleva a interesarse en su vídeo, La Mina, por una de las comunidades, los gitanos (en éste caso, de la ciudad de Barcelona), que más ha sufrido la pérdida de sus experiencias y de sus raíces.En su vídeo Disidencia, la artista mexicana Minerva Cuevas (1975) insiste en esta variante militante de su obra y utiliza los medios artísticos para subrayar y reivindicar las movilizaciones y las luchas de diferentes sectores sociales disidentes de la ciudad de México.Carlos Garaicoa (1967) trabaja con imágenes y palabras en su vídeo El año de la rata, relacionándolas para establecer un intenso diálogo sobre el escenario urbano de La Habana, en el que se enfatizan las complejas e intensas vinculaciones entre utopía y realidad, ruinas y jardines, deseo y espacio, lo micro y lo macro o la maqueta y la ciudad.Carmela García (1964) muestra su deseo de ocupar la ciudad de Madrid, de apoderarse de sus espacios, de las miradas y de su dirección. En el vídeo No pisar el césped, escuchamos la propia voz en off de la artista avisándonos de que, “los mapas, los lugares, las ciudades, somos nosotros”.En su vídeo El camino de la vida, los argentinos del Grupo de Arte Callejero (GAC) ofrecen un collage de voces e imágenes diversas de la ciudad de Buenos Aires, testimonios sobre diferentes aspectos (la inseguridad, la comunicación, la ocupación de los espacios públicos o la delimitación de las fronteras) que conforman y organizan la existencia cotidiana. El documental del artista Mario Navarro (1970), El Punk triste, se centra en acompañar al protagonista (un personaje basado en la vida del poeta y compositor chileno Álvaro Peña-Rojas, 1943) por determinados lugares de Santiago de Chile, que marcaron tanto su juventud, bajo el asfixiante ambiente de la dictadura.Mediante una mirada subjetiva, Itziar Okariz (1965) intenta escapar de las reglas de uso y reglamentación de los espacios urbanos, tratando de representar en su vídeo “Bilbao” determinados lugares de la capital vasca (plazas, mercados, calles, aparcamientos o puentes), considerados insignificantes o marginales, haciendo referencia a su memoria y a su experiencia.Cruzaría la cordillera para mirar estos mapas e intentar caminarlos.
Publicado por Cristina Civale en Marzo 13, 2008 , Clarín

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